Probablemente todos los que vimos «Loco por ella» (Crazy about her) en Netflix hoy estamos locos por esa peli, y no porque es el mismo cliché romántico de siempre sino porque nos dijo a todos que está bien no estar bien, les dijo a las frases de auto superación ¡que se jodan! porque aunque la mayoría no tenemos delirio de persecución, trastorno bipolar o momentos maniaco depresivos, si nos ponemos tristes, nos estresamos y nos da ansiedad, y lo peor de todo es que de eso tampoco nadie quiere hablar.
Loco por ella
Vivimos en un mundo de positivismo, de buenas vibras, de fluir y de aceptar, pero no nos digamos mentiras hay día que lloramos, gritamos y queremos mandar todos a la m(%”$&/.
Golden girls quote
La palabrita “normalicemos” no ha ayudado a normalizar que tal vez es solo un día más de alarmas para ser del club de las 5, de ayunos intermitentes, de correos con asunto urgente o de jefes con delirio de popstars, un día más de la vida que nos gusta, pero que a veces nos asfixia.
Porque seamos claros no todos queremos ser influencers, no todos queremos emprender, no todos queremos viajar todos los días y no todos queremos tomarle fotos a lo que comemos, pero en ninguna de las dos vidas no todos estamos felices todos los días. Si hasta J Balvin tiene depresión con “su vida perfecta” normalicemos que no se trata de vida, se trata de tantas expectativas.
Un día nos despertamos y nos damos cuenta que somos adultos sin saber muy bien como serlo, donde nos emocionan las quincenas y nos metemos en créditos pre aprobados para pagar la maestría, un día estamos ahí con nuestras vidas de locos, queriendo enamorarnos, hacer una familia (así sea de peludos) mientras conocemos el lugar más recóndito de la tierra y sobrevivimos a una pandemia. Un día estamos llenos de sueños que ni siquiera sabemos si son nuestros.
Somos un montón de superhumanos, superadultos que ni siquiera pueden admitirle sin pena a los amigos que es vida perfecta que ven en Instagram a veces no es tan perfecta, a veces se cae a pedazos.
Que duro es decirle a la gente: ¿sabes qué? mi novio no se quiere casar y eso me pone triste, o ¿sabes qué? me da miedo morir sola, o el trabajo que tengo, si ese que me da tanto status, no me hace feliz. Y ¿saben porque es da tanto miedo? Porque van a ver la imperfección, la caja de pandora que no contienen precisamente “charms”, nos vamos a bajar del pedestal, nos vamos a quitar el disfraz y se van a ir todas las expectativas por el caño.
La parte de la peli que más me gustó fue cuando dicen: “Lo difícil de tener una enfermedad mental es que la gente quiere que te comportes como si no la tuvieras”, lo que me puso a pensar mucho porque a veces lo que pesa más es lo que piensan los demás y cómo “vamos a dejar de ser lo que ellos creen que somos”. Lo dificil de despertarte con ganas de seguir en la cama es que alguién te diga “tu eres capaz”, “un esfuercito”, cuando pensamos: “hoy no quiero ser capaz”, “hoy no quiero hacer un esfuerzo”, “hoy solo quiero que no esperes nada más de mi”.
“Es increíble lo que a los enfermos mentales nos gusta las gelatinas. Yo creo que poder ver a través de algo que comes nos llena”.
Tal vez ver lo real nos reconforta, ver la debilidad y decir: “yo también he estado ahí”. El problema es que muchas veces usamos eso como armas, como si la imperfección del otro nos fuera a hacer más perfecto, pero cuando la vanidad nos este ganando pensemos en esos momentos en que no somos tan fuertes y solo queremos ese abrazo sin juicios, sin miradas de “pobrecito” o peor aún de “¿cómo no es capaz?.