Así como nosotras, nuestras pijamadas han cambiado, pues ya hace muuuucho rato que dejaron de ser esa reunión tierna de comer dulcecitos y jugar solo para chicas. Ya mas bien es una reunión que incluye Facebook y sus derivados sociales, o una post-rumba con subtítulos de «sálvese quien pueda» porque eso sí, recen por no hacer parte de uno de los temas de la «pijamada».
La «pijamada», sleepover, pijamas party, soirée como diría Blair Waldorf, o whatever; como le quieran decir. Según su definición de Wikipedia es: “una noche en la que un anfitrión invita a varias personas a su casa para que vayan a dormir”, por lo cual nuestra «amanecida» encaja perfecto.
Por ser una niña de los 90’s, el cliché de fiesta de pijamas básicamente nació conmigo, es como algo tan ligado a mis imaginarios como Britney Spears, Hey Arnold o The Hills.
Sin embargo, dicho evento nocturno, difiere de lo que muchos hombres puedan imaginar, !plissss superen lo de la porno-pelea de almohadas!; Pues en resumen, lo que hacemos las mujeres es una reunión para hablar, hablar y hablar, obviamente con distintos matices, según el grupo de amigas. Para algunas es pepino y mascarilla, para otras el mismísimo club del libro.
Por mi parte, lo que hacemos mis amigas las corroidas y yo, es que planeamos rumba, «Girls Night Out» reencuentro, noche de niñas o como sea que nombren la salida nocturna con las amigas, y decidimos que vamos a amanecer todas en la misma casa para que “sea más divertido”. Eso sí, sin importar cómo le digamos, todas llevamos en la cabeza un mismo objetivo: beber.
Ustedes ya saben que yo, tengo la cabeza bastante dañada y mis amigas también, así que pido disculpas, si las de ustedes siguen siendo con limonada y crispetas.
En fin, con dichas intenciones malignas de alicorarnos, no es tan «chévere» llegar a nuestras casas, además de eso no podríamos hacer el chismoseo mañanero después de la fiesta.
Así que, todas vamos a dormir en la casa de esa que tiene «the cool mom» o la que vive sola. Lo normal es que la anfitriona sea la que estará en mejor estado, algo así como, «la conductora designada».
Ella lleva 200 años con el novio, es la calmadita del grupo, ó simplemente será la que no va tomar tanto, conocerá los limites y tendrá el mejor comportamiento. En resumidas palabras, si fuéramos scouts, le daríamos una insignia o algo por el estilo, pero como no lo somos, se encargará de sus ebrias amigas y nos refrescará la memoria.
Además de eso, al dormir todas en la misma casa, no hay que pensar en quién nos va a llevar al final de la noche o recitar todo el rosario al ser la última parada del taxi compartido.
Entonces nos ponemos como unas divas del pop, todas con la mejor pinta y que comience la fiesta.
De ahí, se empiezan a revelar diversos tipos de amigas fiesteras:
Como ya dijimos cada uno de estos personajes se dirige a pasar la noche en un mismo lugar, y aunque hace 10 años nos hacíamos las fuertes para no quedarnos dormidas de primeras, en esta nueva modalidad literalmente llegamos a dormir.
Así que nuestra pijamada comienza en la mañana, con los mismos elementos de la tradicional solo que un poco más «Apto para mayores de 18».
La comida ya no es pizza y pop corn, más bien es con agüita, cafecito y Advil para que nos recuperemos y empecemos a resucitar.
¿Película romántica? Que más historia que todas contando lo que hicieron y a quién llamaron.
Pijamas aún aplican o en algunos casos son los vestidos de la noche anterior dependiendo de los estados de embriaguez correspondientes.
Ya salió el sol y todas van abriendo los ojos y nos miramos con cara de «sé lo que hiciste la noche anterior» unas con risitas, otras con vergüenza, otras medio dormidas.
Todas miramos que tengamos los celulares, que las billeteras tengan así sea un billetico; hacemos manejo de daños causados y que empiece el chisme. Algo así como CSI contando y recordando cada momento de la noche según las diferentes versiones.
La charra del grupo rompe el hielo con un comentario de: –«Uyyyyyyy Juli no sabíamos que bailabas así».
Obvio Juliana se defiende diciendo:- «Pues pero Lau se besó con ese man de blanco»
Laura: – «¿De blanco? ¿No estaba de azul? Uy no, estaba muy prenda…Jajajaja!»
Y pues empiezan a caer una por una. Cada una con su cara de guayabo y pecaditos correspondientes.
Básicamente son los mismos temas: chismes, besos y manes; así tal cual cuando teníamos 12, solo que más escenas de sexo y violencia moderada. ¿Se acuerdan que pintábamos a la que se quedaba dormida? Pues aquí más bien nos despertamos con el maquillaje corrido pero es bastante similar.
Las pijamadas más tradicionales también pueden surgir como un tipo de «intervención», alguna amiga terminó con el novio, «estamos muy perdidas» o necesitamos tiempo de niñas.
Y es que no nos digamos mentiras esos espacios son tan necesarios como ancestrales, o es que ¿de donde creen que viene el: punto-cadeneta-chisme, de las abuelitas?
En fin, como pueden ver las pijamada han cambiado un poco, y las encontramos de todo tipo pero, en cualquiera de los casos, siempre conservará su esencia.
Algunas con variaciones y unos cuantos tequilas encima pero con la misma logística. Todavía esta esa emoción de despertar, de reírnos, de estar juntas, de ser niñas otra vez y por supuesto de salir con el sol entre amigas.
«Los buenos días llegan, cuando se buscan».
Espero que hayan disfrutado mucho este #tbt post, porque es parte de la campaña EnCuquitos sale con el sol en compañia de NUDE. Denle mucho amor y !Feliz Jueves!
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